Más de 500 estudiantes de 20 países cerraron el diplomado “La educación en la era de la Inteligencia Artificial: enfoques, desafíos y alternativas”

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Más de 500 estudiantes de 20 países cerraron el diplomado “La educación en la era de la Inteligencia Artificial: enfoques, desafíos y alternativas”

Con una participación que superó los 500 estudiantes provenientes de 20 países de América Latina, concluyó la segunda edición del diplomado “La educación en la era de la Inteligencia Artificial: enfoques, desafíos y alternativas”, una iniciativa conjunta de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la Asociación Civil Latir, la Fundación Kamanau y la Fundación Progresa.

El programa, coordinado por Marco Enríquez-Ominami, se consolidó como uno de los espacios de formación más relevantes de la región para pensar críticamente los desafíos que la inteligencia artificial plantea a los sistemas educativos en un contexto de profunda transformación tecnológica y social.

Durante más de un mes, el diplomado ofreció un recorrido interdisciplinario que combinó análisis histórico, reflexión filosófica, perspectivas jurídicas y miradas pedagógicas situadas, con el objetivo de comprender cómo tecnologías disruptivas como la IA generativa, reconfiguran los lenguajes, las prácticas y los vínculos que sostienen los procesos educativos.

Una formación para pensar el futuro educativo latinoamericano

El acto de cierre, titulado “¿Hacia qué futuro mira la educación en América Latina?”, reunió a estudiantes, académicos y especialistas de toda la región. Allí se destacó el rol estratégico del diplomado como espacio para fortalecer una ciudadanía crítica y capaz de comprender los alcances culturales, éticos y políticos de la inteligencia artificial.

El programa partió de una premisa central: la escuela no es una víctima pasiva de los cambios tecnológicos, sino una tecnología social en sí misma, que históricamente ha sabido adaptarse, tensionarse y reinventarse frente a nuevas herramientas y paradigmas. En un continente marcado por brechas educativas profundas, la IA aparece como una oportunidad y un riesgo: amplía las capacidades técnicas disponibles, pero exige recuperar lo que es propio de lo humano, la capacidad de crear, interpretar y dotar de sentido.

Uno de los énfasis del curso fue examinar el impacto ético y jurídico de la inteligencia artificial en el aula: desde los sesgos algorítmicos hasta la protección de derechos de niños, niñas y adolescentes, pasando por las transformaciones en la autoridad docente y las nuevas mediaciones en la enseñanza.

La visión de Marco Enríquez-Ominami

Durante el panel final, Marco Enríquez-Ominami sintetizó la reflexión central del curso:

“La inteligencia humana no compite con la IA; se expande con ella… o la convierte en su esclava. El dilema ya no es lo que la IA puede hacer por nosotros, sino lo que haremos nosotros en un mundo que exige pensar más rápido que nunca”.

Esta perspectiva atraviesa el ADN del programa: la inteligencia artificial no es el fin de la educación, sino un llamado urgente a reinventarla desde una mirada crítica, democrática y latinoamericana.

Un cuerpo docente de excelencia

El diplomado contó con un equipo interdisciplinario de especialistas de universidades y centros de investigación de Argentina, Chile y México, entre ellos:
Nicolás Arata, Sofía Barbuto, Inés Dussel, Pablo Pineau, Flavia Costa, Darío Sandrone, Josefina Maharbiz, Myriam Southwell, Ciro Colombara, Moisés Sánchez, Ignacio Obando, junto con docentes y tutores de UMET, Latir y Fundación Kamanau.

A través de clases sincrónicas y asincrónicas, talleres guiados y un trabajo integrador final, los y las estudiantes exploraron usos prácticos de la IA, abordajes filosóficos, tensiones jurídicas y debates contemporáneos sobre el lugar de la escuela en un tiempo dominado por tecnologías cada vez más complejas.

Un cierre que abre nuevas preguntas

El panel final, con la participación de Marco Enríquez-Ominami, Nicolás Arata y Josefina Maharbiz, coordinado por Sofía Barbuto, planteó la pregunta de fondo:
¿cómo construir nuevas narrativas educativas en una región atravesada por desigualdades, aceleración tecnológica y disputas culturales profundas?

La respuesta no fue un cierre, sino una invitación: seguir pensando colectivamente qué significa enseñar, aprender y crear conocimiento en un mundo donde la inteligencia artificial ya es parte de la vida cotidiana.

La Fundación Progresa agradece a cada participante, docente e institución aliada que hizo posible este espacio. El desafío recién empieza, y América Latina necesita más formación crítica, más diálogo interdisciplinario y más imaginación educativa para enfrentar lo que viene.