Columna | Con la AFP estatal los pensionados seguirán en la pobreza

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Rafael Luis Gumucio Rivas 

La AFP estatal no es ninguna solución para el grave problema de las bajas pensiones que, en el caso chileno, alcanzan un promedio de $185.000 mensuales, es decir, suma más baja el equivalente al sueldo mínimo. En nuestro país, llegar a viejo significa estar condenado a la miseria y, si agregamos cualquier enfermedad – es lógico en esta etapa de la vida – el “hambre” crónica se convierte en catástrofe.

Un país que trata con la punta del pie a sus adultos mayores, que han dedicado gran parte de su vida al trabajo, no merece otro calificativo que el de despiadado, injusto y criminal. Es que Chile se ha convertido en la peor cueva de ladrones neoliberales del mundo. Las AFPs, una cruel invención de José Piñera – hermano del millonario presidente de la república, Sebastián, juegan a la Bolsa con el dinero de los esperanzados cotizantes, que están obligados a imponer, mensualmente, en estas agencias, verdaderas “chupasangre” de los trabajadores.

Después de 40 años de de imposiciones, la mayoría termina con una jubilación de un tercio de su sueldo actual y, en la mayoría de los casos, menor al sueldo mínimo. Esta situación obliga a muchos de los trabajadores a preferir la jubilación mínima solidaria, creada por el primer gobierno de Michelle Bachelet que, por lo menos, es vitalicia.

¿Qué cambia la AFP estatal respecto a las jubilaciones que recibirán los trabajadores al final de su vida laboral? Absolutamente nada: jugará, igual que las privadas, a la “ruleta” en las mismas Bolsas de Comercio y mercados de Bonos, por consiguiente, el resultado final seguirá incólume, pues el monto final de la pensión será, prácticamente, el mismo.

Es posible que la AFP estatal cobre mucho menos por la gestión – supongamos que de 1,5 o 2,5% baje a 0,5% – lo cual permitiría a esta agencia del Estado contar con un mayor número de afiliados y, de esta manera, favorecer la competencia obligando a las AFPs de los pillines privados a bajar los montos por gestión. Desgraciadamente, tenemos una mala experiencia de empresas estatales que se convierten, finalmente en entes privados, es el caso del BancoEstado que, hasta el nombre cambiaron, y actúa igual que cualquier otro banco privado – para rematar el ex gerente Jaime Estévez Valencia regaló dinero a la familia Luksic, dueños del Banco de Chile.

Chile y Australia son los dos únicos dos países que tienen, en forma exclusiva, una modalidad de capitalización individual para las pensiones; ni siquiera Estados Unidos, la cuna del neoliberalismo, se le ha ocurrido adoptar tan pérfido sistema de espoliación del dinero de los trabajadores; otros países cuentan con un sistema mixto: solidario y de capitalización individual, y la mayoría de las naciones, solidario.

En el plano de las pensiones, el gobierno de Michelle Bachelet, desafortunadamente, mantendrá el mismo sistema neoliberal, que imperó durante la dictadura y que lo validaron y profundizaron los gobiernos de la Concertación.

El gobierno de la Nueva Mayoría no se atrevió o no quiso poner fin al abominable abuso de las AFPs, instaurando un sistema solidario de pensiones que podría, perfectamente, financiar jubilaciones dignas y justas de los trabajadores, más optó por una falsa solución, la creación de una AFP estatal.

Especialistas en el tema, como Manuel Riesco, Ricardo Hormazábal y el senador Eugenio Tuma, y otros, han probado que el sistema solidario no sólo daría buenas pensiones a los jubilados, sino que también sería un muy buen negocio para el Estado.